martes, 16 de junio de 2009

Modulo 1: Transformaciones y Desafíos de la Educación

Para analizar la incidencia el impacto de las herramientas tecnológicas de la sociedad de la información en mi actividad profesional y personal, comenzaré diciendo que realizo dos actividades profesionales importantes, una como Ingeniero Agrimensor y otra como docente de nivel medio y terciario, ambas iniciadas en 1.993 (al egresar de la universidad).
Para esa época el uso de las P.C. en el ejercicio profesional estaba circunscripto a un reducido grupo de personas, especialmente vinculadas a los ámbitos académicos. Todavía existían los programas desarrollados bajo el sistema operativo DOS y aparecía como una novedad el entorno Windows. Recuerdo mi primer contacto efectivo con la informática: la elaboración del informe de la Campaña Final (redactado desde una de las PCs del Centro de Estudiantes de la Facultad) para el que utilizamos un procesador de texto científico llamado ChiWriter (creado en 1.986) que funcionaba bajo DOS.
Con el uso mas generalizado de Windows y, para intentar adaptarme a Los “nuevos tiempos” realicé algunos cursos de capacitación en manejos de programas bajo ese entorno, pero siempre me resultaron inconsistentes. Lo poco allí aprendido no resultaba significativo para mi actividad y quedaban rápidamente desactualizados. Rescatando lo básico, comprendí (por experiencias de terceros) que la forma contextualizada de aprender el uso de estas herramientas se daba a partir de necesidades concretas a resolver y no, como nos formó la universidad, en aprendizajes generales para ser aplicados posteriormente según el caso presentado. La tecnología nos mostraba, entonces, una desestructuración en la forma de aprender, contrastando así con el modelo pedagógico formal de la universidad, aún vigente hoy.
Un hito en mi joven carrera profesional, fue la adquisición, en 1.995, de equipos receptores G.P.S. MAGELLAN para la utilización en mensuras rurales. Estos receptores (muy costosos) no solo facilitaron sobremanera nuestra actividad sino que constituyeron un cambio de paradigma en la forma de plantear los levantamientos topográficos, pasando del levantamiento a partir del posicionamiento relativo (por métodos “mecánicos”), al absoluto (a partir de la recepción, transformación y procesamiento de información electrónica). Lo que se mide no solamente podía ser utilizado para ese trabajo sino que, al estar georreferenciado, es insumo para otros trabajos posteriores, para compartir la información con otros colegas u organismos que lo soliciten, etc. Vimos, poco tiempo después cómo, a partir de esta lógica y pensado para un uso más masivo, aparecen los denominados navegadores satelitales, quienes, con asombrosa sencillez y a un precio muy accesible, nos permitían marcar numerosos puntos y trayectorias sobre el territorio, obtener distancias, velocidades, superficies, etc. en forma instantánea, dentro de un margen de error aceptable para la gran mayoría de las actividades. Estos navegadores Garmin, penetraron el mercado argentino al final de la década del ’90. Su uso se masificó permitiendo que gente, especialmente jóvenes con casi nula formación en las áreas de topografía, cartografía o astronomía, los usaran a su manera, con resultados altamente sorprendentes. Como profesional en el área vi, junto a otros colegas, resoluciones en forma rápida, sencilla y eficaz. Había una sensación por momentos de que “cualquiera podía hacer cualquier cosa”. Nuevamente aquí vimos que, como lo dice Begoña Gros “Las generaciones mayores enseñaban el uso de los instrumentos a los jóvenes (así como actuó la universidad con nosotros). Sin embargo, en la actualidad, son los más jóvenes los que acceden de forma fácil y sencilla al manejo de los medios que es la fuente principal de la información”.
Otro hito fundamental marcado por la tecnología en el ámbito de mi profesión de agrimensor es el desafiante lanzamiento del programa “Google Earth” en 2.006, que permite, a través de Internet, el uso masivo de un pequeño sistema de información geográfica mundial. Nuevamente vemos cómo se populariza (y a un nivel muy superior al del navegador) el uso de las (para muchos) enigmáticas imágenes satelitales, cuyo uso estaba también muy restringido a ámbitos académicos, científicos y profesionales. Tal es el impacto que causa este programa a nivel popular que uno aprecia en el aula de informática la elección de los alumnos como un “distractor” antes o durante las actividades planteadas por el docente.
El grado de evolución tecnológica que uno percibe en estos 15 años hace actualmente inconcebible el desarrollo de mi profesión sin estas herramientas, fundamentalmente por cuestiones de tiempo, economía y precisión en las actividades. Además es impactante el uso masivo que se le da a esta tecnología desde los más diversos ámbitos: seguridad; ecología, turismo, comunicaciones, etc.
Ingresando ahora a mi profesión docente, mi primer acercamiento de importancia en el uso de las TICs comienza en el año 1.995, con un curso del Ministerio de Educación de la Nación para escuelas de nivel medio, con el proyecto “Red Telar” cuyo objetivo era el empleo de la teleinformática como un recurso pedagógico en las escuelas del país. Lamentablemente la falta de acceso a Internet desde mi comunidad, sumada a concepciones de gestión escolar, no permitió el desarrollo de este proyecto. Sin embargo, la (hasta ese momento) desconocida utilización del correo electrónico para la comunicación de la información producida en la escuela era una novedad que despertó en algunos docentes un enfoque distinto de la utilización de las TICs.
Soy crítico respecto a la falta de seguimiento de las autoridades educativas de los proyectos con los que se dota a las escuelas de recursos tecnológicos. Encuentro acertadas las palabras del Dr. Diego Levis cuando dice que desde las políticas educativas se pretende disminuir la brecha digital sólo con la provisión de recursos tecnológicos a las escuelas (brecha digital de recursos), aunque estas ingresen “con calzador”. Trabajo en una escuela de nivel medio, en donde, a pesar de que los recursos fueron llegando en forma progresiva (y, es cierto, aún son insuficientes), el impacto de los mismos en la formación de los alumnos es casi nula. Llama la atención que aún hoy siga pensándose en los ámbitos de gestión educativa escolar y jurisdiccional que el uso de las computadoras y demás recursos son sólo para “expertos” y para “aplicaciones” específicas (lo que denota la falta de superación de modelos de aprendizaje y enseñanza adquiridos desde la formación de base, en la sociedad de hace 3 o 4 décadas).
En mi comunidad, el acceso a Internet se produjo en forma tardía. La imposibilidad de contar con la línea 0600 porque se hallaba a más de 50 Km. del nodo central, demoró el acceso masivo de mis conciudadanos a la información digital mundialmente disponible hasta fines del año pasado, cuando una empresa telefónica conocida permitió la introducción de la banda ancha a través de fibra óptica. Esto impactó, por supuesto, en la utilización del recurso en el ámbito escolar.
Finalmente, como última experiencia relevante con las TICs desde el ámbito educativo, debo indicar capacitación virtual con motivo de la inclusión de nuestro instituto terciario en la Red Nacional de Formación Docente creada por el INFOD a fines del año pasado, con el fin de que se vayan “llenando” los nodos con actividades educativas significativas. El mayor impacto, en lo personal, fue la posibilidad de utilización de los campus virtuales en la educación superior lo que, entiendo es un arma formidable para replantear las prácticas educativas.

Bibliografía
- Castells, M.; La era de la información; Tomo I, Economía, Sociedad y Cultura; Capítulo 1: "La revolución de la tecnología de la información", 1997.
- Gros, B.; De cómo la tecnología no logra integrarse en la escuela a menos que ... cambie la escuela., Jornadas Espiral, Barcelona, 2004.
- Levis, D.; Cumbre Mundial de la Sociedad de la Información: "Modelo para armar” en Signo y Pensamiento Nº 44, Bogotá., 2004.

No hay comentarios:

Publicar un comentario